En estos tiempos cercanos a la Navidad se nos invita a trabajar con más intensidad el perdón, el amor, la compasión, la caridad, la solidaridad, etc
Sin embargo, si bien esta energía está bien intensa en esta época del año porque solemos revisar todo el camino transitado y prestamos más atención a quienes tenemos al lado, es importante ver que durante el año a veces nos olvidamos que estas acciones deben realizarse siempre. Se nos invita a no ser indiferentes al dolor humano, a prestar atención a nuestro entorno, a nuestra sociedad, a nuestro barrio, etc. Y en esta nota quiero reflexionar contigo acerca de la Caridad.
Desgraciadamente vivimos sumergidos en tantas actividades y preocupaciones diarias que más de una vez cerramos los ojos a las necesidades de otros por centrarnos únicamente en las nuestras. Sin embargo, los ángeles nos enseñan que cuando ayudamos a los demás nos ayudamos a nosotros mismos pues eso que veo en el otro es el propio reflejo mi carencia interna.
¿Te has preguntado alguna vez por qué tienes tanta necesidad de ayudar a alguien que está atravesando una situación difícil? Tal vez detrás de esa acción haya un profundo deseo de sentirte útil y amado (tu carencia interna). O quizás esa persona te muestra una situación de tu pasado en el cual viviste algo similar (tu experiencia lo ayuda a sanar).
Cuando ayudamos al otro estamos conectando con una parte interna dentro nuestro y esta oportunidad nos permite verlo, aceptarlo y sanarlo. Creemos estar haciendo una obra de bien pero simplemente estamos asistiéndonos mutuamente para sanar juntos nuestras propias heridas. Esto lo veo a diario en las terapias.
Cuando cerramos los ojos y no hacemos absolutamente nada, siento totalmente indiferentes a lo que el otro vive es porque dentro nuestro no queremos aceptar esa herida profunda en nuestro interior, no queremos ver, nos cerramos a hacernos cargo de nuestras propias heridas. Y en esto el Hoponopono es sabio: Lo siento, Perdóname, Te amo, Gracias. Nosotros somos responsables de esa situación que atraviesa ese hermano que se me muestra pasando una situación dolorosa.
La ley de vibración dice que todo lo que llega a nuestra vida es por vibración, entonces si esta persona vino a pedirme ayuda es porque una parte mía está en su misma frecuencia de carencia. ¿Lo has pensado?
A veces sucede que nos ponemos a hacer acciones de Caridad creyéndonos “buenos” por tener esos gestos de amor al prójimo, pero detrás de ello hay un falso amor. La verdadera Caridad parte de la conexión almica con el otro que atraviesa esa necesidad que hoy se me invita a satisfacer con mi ayuda solidaria. No se trata de dar lo que me sobra ni de dar para mostrarme bueno, sino de ver en él su herida, su sufrimiento, conectar con su alma y en él sanarme yo. Le debo agradecer por permitirme compartir con él algo de lo que tengo y puedo dar puesto que de ese modo me termino ayudándome también yo.
La verdadera Caridad es desinteresada, compasiva, empática. Debemos aprender a ayudar por el simple hecho de ayudar porque todo lo que se nos he dado es por gracia divina y para compartir no para acumular. Al ayudar no buscar un reconocimiento, agradecimiento o una devolución interesada puesto que estamos haciendo lo que debemos hacer. El equilibrio se dará luego porque todo lo que damos vuelve siempre si es dado con el corazón.
Me sorprende ver como las personas más generosas y las que más comparten son las pobres. Creo que es porque han vivido en profundidad lo que es no tener nada. Ellos dan hasta su propia comida quedándose sin comer si ven que otro está más hambriento que él. ¿Haz observado?.
Que esta Navidad podamos vivir una verdadera Caridad, en primer lugar con nosotros mismos, haciéndonos cargo de nuestras propias carencias y heridas.
Que los ángeles de la Caridad nos enseñen la verdadera Caridad.
Bendiciones,
Rosalia López Briega,
canalizadora de seres de luz